Es sábado de mañana muy calurosa en la capital, vengo de escribir un
post sobre un retrato hermoso para Lejos del Gris; el retrato me llevó a un cuento y ese cuento a otro que me invita a provocar una reflexión sabatina. Aunque la noche sea la hora de los cuentos y aunque no vaya a contar el cuento en si. No hace falta, bueno quiero pensar que no hace falta. ¿Habrá alguien que no conoce el cuento del patito feo?. Creo que no. Aunque quizá en unos diez años sea posible, porque lo que acompaña a los niños en la cama hoy en día suele ser más un celular o esos jueguitos electrónicos portátiles. Por suerte el mio -todavía- prefiere un libro.
Volviendo al patito que en realidad no era ni feo, ni pato, era un cisne que había crecido en el lugar equivocado, que no estaba con su familia, no estaba con los suyos. Tiene una que otra aventura al tratar de ser como los otros, mientras que iba buscando su lugar, sin saberlo. Esto que fue duro para el pequeño cisne, a medida que se iba librando de cada enrevesada situación, iba adquiriendo también fortaleza. No es la manera mas indicada de hacerse fuerte, pero los cuentos deben ser así para marcarse en el alma y darnos una lección sin tomarla como tal. Esa es la gracia del cuento, que nos enseña, pero nosotros creemos que solo nos entretenemos.
Pero, en el cuento, ni los patos son malos, ni el cisne es torpe y feo. Es que están chocando mundos distintos y el pato piensa como tal y el cisne que aun no sabe quien es, al querer encajar en el mundo de patos termina lastimándose a si mismo sin querer.
¿Cuantas veces vamos contra nuestra "naturaleza"?, haciendo oídos sordos de lo que nuestra alma necesita.
El pato debe vivir como pato, el cisne como cisne.
Pero pasa que un gato se hace amigo del perro. Pasa que se puede tener un lobo de mascota y son hermosos de verdad, pero el lobo no se hizo mascota de la noche a la mañana, el dueño tuvo que aprender del pensamiento lobuno para llevarlo a casa y tanto el lobo como el dueño debían aprender a respetar la naturaleza del otro.
Pasa también que es uno mismo quien no respeta la naturaleza del "si mismo". Frenando así la expresión de lo bello, creativo, poético que de por si tiene el alma y que sólo pide un "espacio" para hacerse visible. Nuestra alma necesita hablar y muchas veces no le dejamos. Y ojo aquí el arte que se entienda como una expresión genuina y libre de aquello armonioso, tenemos en mente, terminando así por entenderse como una expresión que el hombre necesita para estar plenamente vivo.
¿Te permites ese espacio?.
¿Tienes la suerte de trabajar en algo que te apasiona?
Y si no, ¿que esperas para crearte ese espacio donde puedes dejar expresarse a tu alma?
No lo pidas porque nadie te lo dará. Debes crearlo. Ese es el costo, esa será la muestra de que tu alma esta fortalecida y que has aprendido de las aventuras al querer encajar en mundos ajenos al tuyo.
Un abrazo y un hermoso fin de semana!
Mia Lu
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Fuente www.3djuegos.com
La imagen es una composición fotográfica que tiene como protagonistas a una pareja de lobos en actitud tierna. Como parte del cielo. Y en la parte inferior izquierda, ambos lobos contemplando un horizonte al parecer el macho en actitud vigilante. la hembra en sereno reposo. |
A propósito, alguna vez me hizo compañía un lobo (que vivía como mascota) mientras dormía, fue algo inolvidable...
